miércoles, 22 de septiembre de 2010

Un suspiro por la vida

"Mejor es ir a una casa de luto que ir a una casa de banquete, porque aquello es el fin de todo hombre, y al que vive lo hará reflexionar en su corazón"...


Vaya que estas palabras son ciertas cuando se viven en carne propia... Han sido muchas las enseñanzas que he recibido en tan pocos días. Aunque ciertamente la muerte es algo antinatural y bizarro, dentro de esa extrañeza viene toda una colación de enseñanzas y reflexiones profundas llenas de sabiduría. Creo que es en esos momentos antinaturales, a los que no estamos acostumbrados a experimentar, cuando la mente se abre y el corazón se suaviza para recibir cualquier tipo de sabiduría divina y detenerse por un momento y meditar sobre la vida... 


Sra. Cristina, hace 2 años,
mujer de fortaleza y fe
que peleó contra el cáncer por 16 años.
Ahora está libre.


Me siento tan, tan privilegiada de poder formar parte del círculo tan selecto que está aquí presente en la casa del luto experimentando todo este dolor de la muerte. Ver con mis ojos, sentir con mis manos y llorar con el corazón el dolor que se percibe en el ambiente por la separación y la agonía física... la vida se desvanece a nada y poco a poco se apaga, va perdiendo su brillo, su nitidez, su lógica, su sentido... Ésta transcurre en un abrir y cerrar de ojos... y entonces me detengo y por un momento me doy cuenta de que nada importa, sino las decisiones que tomamos hacia con los demás a lo largo de nuestro transitar. Esa es la huella que dejamos en este mundo. La que se queda marcada en las mentes y corazones de los que nos rodean.

Dios ha sido tan bueno con nosotros... Tenemos tantas cosas tan buenas...! Simplemente, voltear arriba, al cielo, mirar lo vasto de su manto que se extiende hasta más allá de nuestro entendimiento... mirar las estrellas, contar el brillo de la luna... llenar los pulmones con la brisa fresca y húmeda de la tarde lluviosa combinada con los toques de las hierbas y plantas... Mirar los colores brillantes y alegres de las flores que se mojan con la tormenta... Y sólo me reduzco a suspirar y decir: ¡Gracias, Dios...! ¡Gracias por lo que soy! ¡Gracias por mi presente! ¡Gracias por todos aquellos con los que me rodeas, con los que nos haces grandes a cada uno!



Palabras sabias de mi papá, cuando dijo que dentro de todo lo que Dios diseñó para la vida, todavía hay muchas cosas que no entendemos y de las que no tenemos control. Sin embargo, hay muchas de las que sí tenemos control y son esas las que debemos atender de la mejor manera. Eso nos da paz, satisfacción, consuelo y fortaleza. También dignifica a la generación que va dejando su experiencia, amor y fortaleza. Y entonces, la nueva generación aprende a luchar y a fortalecerse en la vida de los demás... de nuevo, la huella aparece, marcando las vidas de los corazones humanos que sufren y aprenden.


Ciertamente es muy difícil comprender las circunstancias y los caminos tan difíciles por los que algunas personas tienen que transitar. Pero al ser testigo de esta situación es sabio tomar la posición de: "miré, y lo puse en mi corazón; Lo vi, y tomé consejo". Aunque muchas otras cosas no podamos cambiarlas, como el tiempo que se nos ha dado a cada quién, la forma en que terminaremos esta carrera de la vida, o el dolor; lo que está a tu mano hacer, eso hazlo. Pero aquello que no puedes cambiar, no dejes que te angustie ni ponga pesadas cargas que no debes llevar. No siempre debemos mantenernos sin llorar. Llorar con los que lloran también brinda consuelo al corazón agotado de dolor. 


Fortalezcámonos y asimilemos esta realidad actual de la vida: tiene que llegar el fin. El fin de una vida, que nos hace elevar nuestros corazones y mentes, y reflexionar.

2 comentarios:

  1. ¡Qué hermoso escrito! Gracias por compartirlo. Eres cada vez más sabia y lo admiro profundamente. Te amo y soy feliz de disfrutar la vida todavía, contigo a mi lado.

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  2. Qué bonito!!
    Gracias a Dios que siempre nos muestra Su amor... aún en medio del dolor.
    :D

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