miércoles, 9 de junio de 2010

I also have a dream.

Yo también tengo un sueño. Tengo un sueño que se ha convertido en un anhelo muy profundo en mi corazón y palpita con fuerza cada vez que mis ojos y oídos son testigos de las transgresiones que los seres humanos nos hacemos unos a otros. Tengo un sueño de que esas transgresiones terminen. Transgresiones físicas que golpean hasta matar. Transgresiones verbales que hieren hasta sangrar. Tengo el sueño en el que nos veo a toda la humanidad como un solo cuerpo, bien unido y concertado entre sí, por la inmensa diversidad que lo compone, cada uno, creando música en una sola melodía unida.
Tengo el sueño de que las grandes paredes, esos enormes muros fronterizos no nos separan más. Fronteras que algún día ya no serán físicas ni del alma. Fronteras que serán arrasadas por la tolerancia, el respeto y el amor. Tengo el sueño en el que no nos medimos por nuestro aspecto físico. Tengo el sueño en el que no nos clasificamos por el color de nuestros ojos o por nuestra estatura o por la forma en el que el Creador nos formó. Tengo un sueño en el que todos los seres humanos somos iguales no solo delante del Diseñador, sino somos iguales ante los ojos y mente de nuestros semejantes.
Yo también tengo un sueño. Tengo el sueño en el que nos vemos a nosotros mismos desatando y rompiendo las ataduras que nos amarran y nos limitan para abrazar y socorrer al desvalido, a los que claman y lloran por ayuda, a la desechada, al hambriento. Tengo el sueño en el que nos vi creando vínculos de paz en todas las esferas y ámbitos en el que nos desenvolvemos. Tengo el sueño en el que las lágrimas ya no son por el dolor ni por el maltrato que un humano le otorga a otro que lo creé inferior, sino donde las lágrimas son por la oración contestada, por la solución acertada, por la ayuda recibida... porque alguien finalmente acudió al llamado de auxilio.
Yo también tengo un sueño. Tengo el sueño donde veo a mujeres libres física y emocionalmente y sonríen y son plenas, amando la vida. Veo a hombres libres que son valientes para tomar con liderazgo y hombría lo que les pertenece y protegerlo hasta la muerte. Veo a niños... muchos niños de caras brillantes, ojos grandes, ojos rasgados, ojos almendrados, ojos claros... todos juegan a una y producen abundancia de bien y de bienes, pues saben bien cómo trabajar unidos por un mismo propósito.
Yo también tengo un sueño.... donde las fronteras no existen más.

Dedicado a Anastasio Hernández, asesinado en frontera de México, y por todas aquellas millones de personas, no importando su color de piel, edad, su idioma ni su creencia, que sufren y mueren diariamente por pensar y ser diferente ante los ojos y el juicio de sus semejantes.

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